Pero no es excusa. Informaciones como las que estos días aparecen en los medios deben hacernos priorizar, sin ninguna duda, nuestra condición de educadores. La lacra del acoso, la del daño gratuito, parece que se extiende a nuestro alrededor. La ley del más fuerte se empieza a hacer hábito en nuestras aulas. No podemos permitirlo. Debemos atajarlo y, lo que es más importante, prevenirlo.
Nuestra condición de educadores no nos exime de responsabilidad. ¿Muchas dificultades? Cierto. Pero un reto: acompañar personas y colaborar en el crecimiento de personas. Un no claro y rotundo a la lacra del acoso.