¡¡Qué apasionante sería que las
grandes preguntas
de los adolescentes y jóvenes formaran parte de la dinámica
habitual de nuestra aula!! Sus
preguntas e inquietudes, ¿tiene espacio en nuestras asignaturas? ¿Los miedos
del adolescente se pueden abordar desde las filosofía? ¿El deseo de
independencia del joven se puede analizar en la asignatura de lengua? ¿Es
posible que el deseo ser coherente pueda ser abordado en la asignatura de
historia? Posiblemente no. ¿O sí?
La
clave es que las dinámicas de nuestras aulas, de nuestras
asignaturas… no pueden vivir al margen de los grandes interrogantes de nuestros
adolescentes y jóvenes. Sólo así podríamos reconciliar el contenido de
las asignaturas con la gran motivación de crecimiento y búsqueda de nuestros alumnos.